Al pan, pan, y al vino, vino 3: Indiscutiblemente, Jesucristo fue, es y será el gran Mesías por siempre
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Si la fe mueve montañas, la fe religiosa puede mover hasta las estructuras sociales, económicas y políticas universales. Si el cristianismo es la doctrina más expandida y uno de los mayores responsables de los cambios de paradigma a nivel mundial, ¿por qué todavía casi la mitad de la humanidad niega la existencia de Jesucristo como el Gran Salvador?
Según el autor, si buscamos perdón, sabiduría, entendimiento y permiso, bajo ningún punto de vista podríamos considerarnos ateos o agnósticos. Y si vamos tras la felicidad en todos los ámbitos, si bregamos por el bienestar individual y de todos los pueblos, debemos abocarnos al Todopoderoso y, en especial, tenemos que reconocer a Jesucristo como el Mesías hijo de Dios. De lo contrario, nunca podremos salir del infierno y estaremos signados por una existencia física y espiritual tortuosa.
Esta obra comprueba, según las vivencias del autor, el cumplimiento de las profecías de los apóstoles, quienes fueron escogidos para multiplicar la presencia de Jesús y propagar su mensaje. Los análisis de los escritos teológicos a lo largo de la historia y las vivencias tragicómicas, desgarradoras y transformadoras del autor son el instrumento principal de esta investigación.
La escritura de sus obras fue el resultado de vivencias que le permitieron descubrir la inequívoca existencia del gran ingeniero, matemático, arquitecto, biólogo, sonidista: Dios, como creador del universo y dueño de todo; y contestar a las preguntas de ¿quién es Dios?, ¿qué es, cómo es, dónde está?, ¿por qué no lo vemos?, ¿cómo y desde dónde hizo su creación? o ¿qué son la felicidad e infelicidad y cómo se llega a ellas?
Decidió dar a conocer su vida al descubrir que no pasa por creer en Dios vagamente, sino por descubrirlo para sí y mejorar las conductas humanas, mucho más en lo político.
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